domingo, 25 de abril de 2010

GRADO 1º. DE LA IEE NORMAL SUPERIOR DE MARIA


























Mi práctica pedagógica la estoy llevando a cabo mi Normal, en el grado 1º. Es un grupo muy numeroso, motivo por el cual es un poco complicado manejar la disciplina. Pero son unos niños maravillosos, pilosos, muy afectivos y con muchas ganas de aprender cosas nuevas. Estoy feliz realizando mi práctica allí. Pero además tengo otros motivos para sentirme muy a gusto: soy egresada de a Normal y madre de dos futuras normalistas. Me llena de satisfacción saber que mi Normal sigue siendo la mejor Institución Educativa de Rionegro y la 3ª. A nivel Departamental. Me siento muy orgullosa de hacer parte de esta Comunidad Normalista que tiene la responsabilidad de formar los futuros hombres y mujeres que conducirán la Patria, que sostendrán en sus hombros el desarrollo de nuestro País. Debemos ser nosotros, los formadores de la mentalidad de la niñez y la juventud, los que inculquemos el orgullo de ser colombianos, el orgullo de ser trabajador, el orgullo de ser indígena, el orgullo de ser afro colombiano, el orgullo de ser gente comprometida con la Patria, comprometidos con la soberanía y la justicia de nuestro país. La historia y los constructores de la historia están en nuestras manos. Es por esto, muy consciente de esta responsabilidad, que cada día y antes de comenzar mi jornada pedagógica con mis estudiantes, realizo la siguiente oración. Es una adaptación que hice del Salmo 23 conocido como “El Salmo del Pastor”, yo lo llamo “El Salmo del Maestro”:
Jesús es mi Maestro Cooperador, no temeré guiar a mis estudiantes.
Él me lleva al Lugar Santísimo antes de que yo prepare cada clase.
Me conduce hacia el corazón de la verdad y prepara la mente de mis niños para la verdad.
Me da una visión de la inmortalidad de estas vidas.
Me hace ver lo sagrado de la enseñanza de Su Libro.
Aunque a veces me desanime y desespere, levantaré mi cabeza, porque su promesa no me hará fracasar.
Su palabra no volverá a Él vacía y mi fe habrá de alumbrar, sin disminuir por los años venideros.
Jesús andará delante de mí para que la semilla sembrada germine.
Estará junto a mí y hablará a través de mis labios, de modo que mis niños sientan muy cerca a Dios.
Hará que mis esfuerzos sigan recogiendo cosecha por años sin cuento. Mi gozo es grande al saber que cada esfuerzo en Su Nombre prevalecerá.
De cierto, su amor y su cuidado me acompañarán todos los días de mi vida y algún día viviré para siempre con Él y con los que obran justicia.

LUZ MARINA GRAJALES SOTO
Maestra en Formación

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